En nuestra cultura caribe colombiana, la plantación y uso de las plantas medicinales ha sido tradicional desde generaciones ancestrales. Sin embargo, en la actualidad estos saberes empíricos y costumbres inmersas en nuestra identidad cultural se han ido perdiendo poco a poco, quizás por la proliferación de medicinas sintetizadas por las empresas farmaceúticas y la automedicación.
Es alarmante notar como cualquier niño o joven es medicado por sus propios parientes e incluso por sí mismos, sin tener en cuenta los efectos secundarios o adictivos que puede traer el consumo indiscriminado de medicamentos sintéticos, sin dosis autorizadas por un especialista.
Se nota como lentamente los jóvenes van perdiendo la riqueza del saber empírico tradicional en cuanto al uso de las plantas medicinales, sin conocer sus nombres y mucho menos sus características y propiedades.
El siguiente artículo tomado de elespectador.com refleja la situación :
Cuando usted tiene gripa, no es común que un doctor le recete una
buena dosis de bálsamo de Tolú. Debería serlo, sin embargo. Eso asegura
el estudio realizado por el Instituto Humboldt acerca del uso y la
conservación de las plantas medicinales en Colombia. Sus beneficios,
dice el informe, no se verían sólo en los pacientes, sino también en el
gasto del sistema de salud.
Un equipo conformado por investigadores del Instituto
Humboldt y el Herbario de la Universidad Javeriana lleva dos años
reconociendo y estudiando los medicamentos tradicionales. Se dieron
cuenta de que el potencial real de estas medicinas no había sido
explorado con juicio. Lo que han encontrado, a través de revisiones
bibliográficas, es que en Colombia existen 2.404 especies con usos
terapéuticos. De éstas, sólo 127 están incluidas en los libros de consulta de los médicos.
Descubriendo el potencial
Buena
parte de las especies encontradas son nativas de Colombia. Por eso,
asegura García (Investigador del Instituto Humboldt) , es necesario que existan medidas que protejan la
población vegetal y permitan su uso sostenible. Lo más importante, por
ahora, es registrar de manera concreta qué enfermedades es posible
amilanar gracias al uso de medicinas tradicionales.
Son muchos los
beneficios, asegura García. Si bien un gran porcentaje de las especies
no tiene estudios científicos de base, su uso en las comunidades —sobre
todo en las áreas rurales— valida muchos de sus empleos.
El
mencionado bálsamo de Tolú, por ejemplo, sirve como antibronquítico,
antiasmático, antigripal y antituberculoso. Con él también se pueden
tratar enfermedades cutáneas e inflamaciones en las articulaciones. El
bejuco carare, por su parte, es esencial en el tratamiento de
enfermedades tropicales como la malaria, el cólera y picaduras
venenosas.
“Por los estudios etnobiológicos se sabe que las
plantas medicinales inciden en enfermedades de gran impacto como el
cáncer y la tuberculosis”, asegura García.
La incidencia del uso
de medicamentos tradicionales en las dolencias más comunes en Colombia
también es certera. La palma milpesos y el inchi o tacay, que crecen en
las zonas cálidas, sirven para prevenir la aparición de enfermedades
cardiovasculares, una de las principales causas de muerte en el país. El
yarumo, la guara y el vira-vira tienen efecto sobre las enfermedades
periodontales y la caries dental, que tienen una alta prevalencia en la
población colombiana.
Las plantas medicinales pueden tratar
enfermedades de gran incidencia. La malaria, una de las más comunes en
países tropicales, es una de ellas. El informe muestra que ocho especies
—el cruceto, la capitana y el matarratón, entre otras— sirven para
tratarla.
Sin embargo, el
uso de plantas medicinales, aunque es generalizado en comunidades
nativas y en la población rural, no es una práctica establecida en el
régimen de salud que cobija a la mayoría de los colombianos. El estudio
del Instituto Humboldt también incluye una evaluación de los costos que
implica la introducción de estos tratamientos tradicionales en el
sistema de salud.
“Se encuentra en el presente análisis que el
Sistema General de Seguridad Social en Salud podría evitar en promedio
un 7,2% de los costos actuales de algunos medicamentos incluidos en el
Plan Obligatorio de Salud (POS) con el suministro de partes secas de las
plantas medicinales comparadas”, remarca el estudio.
García, sin
embargo, asegura que no hay interés de parte del Invima y del Ministerio
de Salud para crear una política pública y medidas que permitan no sólo
el uso de estas plantas, sino su cultivo y conservación sostenible.
“Colciencias debería también fortalecer la investigación en este campo —
dice—. Hay que darle más fuerza al conocimiento tradicional”.
El
estudio recomienda impulsar más investigaciones sobre plantas
medicinales en el país y, además, promover su eficacia y conservación.
“No tenemos idea suficiente —afirma García— sobre nuestras plantas
medicinales”.
esto me gusto seño por que tuvo buena imformacion estuvo bien redactado osea usted sabe estuvo muy bacano ATT:Rafael santos molinares lascarro
ResponderEliminarprofesora me gusto mucho la información que nos dieron por que así nos ayuda a nosotros los jóvenes a saber mas de la plantas medicinales y utilizarlas para no usar tantos químicos
ResponderEliminarATT: Maria auxiliadora rivera guerrero
Tambien es importante que el uso de plantas medicinales sea promovido por politicas gubernamentales¡¡
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